Si
expresamos que con Internet ha cambiado todo, no decimos nada nuevo. Nos
encontramos en la era de la información y de la imagen, de la sobreestimulación en la publicidad convencional y del exceso de producto en casi
todos los ámbitos de consumo. El usuario al que van dirigidos estos productos
de consumo o la propia información, está más educado y es más exigente que
nunca.
En este
contexto es innegable que las
tecnologías de información y comunicación juegan un papel fundamental en el
mundo empresarial, así como en el político, el cultural o el social. Con esto, nos abrimos al concepto de que no
solo sirve poseer una página web con información básica o tener una presencia
regular en las redes sociales, si lo que tratamos realmente es facilitar la información,
la transparencia y de esta forma acercarnos al cliente o usuario con la
intención de crear vínculos o relaciones.
Es necesario diferenciarse dentro de toda la saturación de
información y oferta de productos. Esto se consigue identificando el tipo de
cliente (target) al que se pretende llegar y haciendo de él, el eje central de
la comunicación, seleccionando así la información y productos más adecuados.
La correcta
utilización de las tecnologías de información y comunicación por parte de
cualquier tipo de empresa repercute en resultados positivos, ya sea aportando
valor diferencial a la marca mediante los contenidos generados y apreciados por
los usuarios, destacando la importancia de las opiniones del consumidor
generando debates y participación o incluso recolectando datos en las redes
sociales (Big Data), todo lo anterior ayuda a conocer las preferencias y
aportan un nivel profundo de conocimiento de los clientes. Es decir, se trata
de personalizar lo máximo posible la experiencia del usuario y traducir esto en
valor de marca.
Como en
todo lo relacionado con comunicación, este exceso de información y estímulos,
este deseo de información a tiempo real y a la carta, produce que en caso de no
estar estas tecnologías en manos de profesionales formados, el uso indebido,
incorrecto o inadecuado de estas tecnologías pueda aportar resultados negativos
para la marca o empresa. En el mundo on-line es muy fácil crear una visión u opinión
negativa en un usuario lo que es
inversamente proporcional al esfuerzo que se invierte en generar sensaciones
positivas.
No se
trata de tener presencia en todo tipo de redes sociales, sino de seleccionar
aquellas que mejor transmiten los valores y factores de diferenciación de las
organizaciones y trabajar con ellas a modo de generar iniciativas potentes que
acabe dando como resultado la rentabilidad de la puesta en marcha de estos
canales, ya que cabe recordar un aspecto que puede parecernos meramente mercantilista
pero, la inversión en este tipo de comunicación también debe traducirse en
rentabilidad, ya que sin ella nada de esto podría mantenerse.
Se
trata de generar valor pero no a cualquier precio, si adquirimos esta tarea
debemos realizarla siempre con principios de honestidad, resaltando los valores
de marca (empresa, partido político u ONG), encontrando modelos multiplataforma (omnicanal/
mix de canales) a modo de propiciar la comunicación, no solo empresa-cliente
sino también, cliente-empresa, generando un feedback que beneficie en ambos
sentidos.
Las
TICs no dejan de ser una parte del proceso de digitalización de los mercados,
las empresas, las organizaciones, así como de la comunicación de la sociedad, por
lo que cabe esperar que este proceso siga su curso y aparezcan nuevas
herramientas y nuevos métodos a los que tendremos que acostumbrarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario